Oda de los gigantescos
Es el pueblo de los enormes, del discurso de oferta y los
hechos vencidos
Es el propietario patrón de largas leguas de nombre raro
La teoría del derrame que llena su copa y los demás que
esperen
Entre sus piernas tambaleantes mal de alemán lo aqueja
Sus tentáculos se enredan en la higuera del monte olivo
Es un enorme gigante que queda en la altura descomunal
Solo escucha los consejos de su coro de trinos jadeando
derredor
La torpeza de sus pasos pisa la raíz donde nace la esperanza
Se ha convertido en demonio quien creía ser dios
Se ha convertido en el gorila del circo ambulante
El corpulento de los Alpes no conoce de semillas
Ojo con la lengua larga que la muerde cuando habla
Se enrosca en los palos que talan los ignorantes
Vive de un pasado escrito en documentos apartados
Desde el llano las
plantitas nos vamos consolando
Acá el rey de la selva bajo con tablas encriptadas
Aquí en la tierra no es lo mismo que allá desde el cielo
Allá las nubes les nubla la mirada periférica
No te pares frente al sol, alimento nuestro de crecimiento
Su discurso es un monologo que empieza con un cuento
Tiene sus bolsillos llenos de piedras
En la mente poco talento de idas y sueltas
Tiene un no se fácil, un no distante y un si esquizofrénico
Dice que tiene equipo todos tiran para su parte
Se caen los pantalones con confianza y sin disimulo
Rodillas desgastadas y la boca presta a dar un beso al suelo
De buenas intenciones ya nadie vive en este pueblo de gigantones
Es más peligroso el torpe porque no sabes cuándo y cuánto
daño hace